Racing e
Independiente. Dos que hoy por hoy no se pueden ni ver, en algún momento
tuvieron actos de camaradería y si bien no eran clubes amigos, tenían actos con
mucha lógica. Tal era así, que en agosto de 1972 ocurrió un hecho que hoy en día sería prácticamente imposible de ver. Independiente debía jugar la final
intercontinental el 6 de septiembre frente al Ajax holandés. Por ello, llegaban
al país el 14 de agosto un grupo de periodistas holandeses del programa
Sport Panorama de la cadena AVRO, con un gran “arsenal” de cámaras y material
periodístico para retratar el entrenamiento del equipo Rojo.
Fue así como
acompañados por periodistas de la revista El Gráfico, Jack Barsky y Vega
Onesime, fueron llevados hacia Avellaneda para que pudieran ver en acción al
equipo de Ferreiro. El Gráfico tituló “Llegaron los espías – reportaje a un
reportaje”. Claro que la nota central era cómo los holandeses viajaban de tan
lejos para estudiar al rival del equipo de su país y todas sus vicisitudes
(notas, el pago a jugadores por ellas, retrato de la ciudad, etc). Hoy la nota
sería otra. Porque Independiente estaba entrenando con vistas al partido que
jugara 23 días después (que empataran 1 – 1, Cruyff – Francisco Sa) en su
estadio un día como cualquier otro, con un sparring no era otro que…si, Racing
Club.
Se imaginan hoy por hoy, que colaboren River con Boca?, Central con
Newell’s?, Gimnasia con Estudiantes?, o el mismo Racing con Independiente?,
para ayudarlo a que gane el título internacional?. Es que antes, se pensaba que
el que ganaba era el fútbol argentino y todos los clubes hacían fuerza por el
que sea, para que gane cualquier equipo de nuestro país. No fue hace mucho,
solo 40 años y un poco más, que se vivía sin tanta histeria, sin tantos
barderos. Qué pensarán aquellos jugadores que en aquel momento compartieron
bebida, comida, vestuarios, campo de juego con el rival de toda la vida, y que
no era noticia porque era de lo más normal para la época. Qué pensarán de los
días actuales?
Dicen que
las utopías son inalcanzables, pero que nunca tenemos que dejar de
perseguirlas. Sin embargo, yo creo esas utopías que perseguimos eternamente,
alguna vez fueron realidad, solo que no supimos apreciarlas y disfrutarlas.
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